lunes, 21 de junio de 2010

Las vaquitas son ajenas

A continuación podrán leer un articulo publicado en el diario Pagina 12 con fecha Sábado, 12 de mayo de 2007 donde Osvaldo Bayer menciona a Carlos Pascuariello. Link= http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2007-05-12.html

Las vaquitas son ajenas…

Osvaldo Bayer


No mandemos los garrotes de la Gendarmería para solucionar problemas sociales. Aprendamos de nuestros niños. Contra el hambre y la miseria vienen marchando desde Misiones. Y llegarán a Buenos Aires el viernes que viene, a las 15 a Plaza de Mayo. Allí estaremos todos esperándolos. Llevan adelante el lema: “Ni un pibe menos, el hambre es un crimen”. Una sociedad que se precie de decir que constituimos una democracia no puede seguir permitiendo que el cincuenta por ciento de nuestros niños esté viviendo bajo el nivel de pobreza. Cuántas veces lo seguiremos diciendo. Si es necesario lo repetiremos en cada una de nuestras contratapas. Que nuestros campos “ubérrimos”, como los calificaron tantos poetas, no sean capaces de alimentar a nuestros niños, no tiene disculpas. Que no haya las suficientes espigas de oro para elevarlos a la categoría de niños sanos, no tiene disculpas. Si revolvemos las cifras estadísticas que nos hablan de los niños anémicos y los que mueren diariamente porque viven en la miseria, tenemos la obligación de mirarnos al espejo. Obligación de cada ciudadano.


Argentina. Tierra y pan, techo y escuela. En cambio, villas miseria, violencia siempre en aumento. Rejas, rejas, rejas. Hasta en las plazas. “Ved en trono a la noble igualdad”, cantamos. El poder efectivo goza de su injusticia encerrándose en los countries. Más rejas ante más pobreza. A la violencia de la sociedad injusta se la trata de olvidar con más guardias personales, agencias de custodios. Pero allí también nace la corrupción. Más policía también es igual a más corrupción en las sociedades injustas. No es la solución, los garrotazos uniformados van a producir más violencia de abajo. Sin ninguna duda. El diálogo es lo único que ayuda. El saber repartir equitativamente. A cada cual lo suyo. Principalmente a cada niño, a esos que han cesado de sonreír apenas después de nacer. El papa Ratzinger, en vez de preocuparse tanto por el aborto tendría que hablar del hambre infantil. No enseñarle al ser humano a rezar al Altísimo, sino aconsejarle de salir a la calle con la sagrada palabra de la protesta contra la injusticia. La verdadera religión tendría que ser la que nos enseña la equidad, el derecho de todos a la vida. Enseñar el no al eructo del festín de los del poder efectivo y el sí a los ojos de alegría de los niños cuando se les entrega todos los días el pan fresco del derecho de vivir.


Por eso esperaremos el viernes a los niños misioneros organizados por Pelota de Trapo, en la que está el espíritu amplio y generoso de Alberto Morlachetti, el hombre de la mano y el espíritu abierto para quienes sí tienen el alma blanca, pero el estómago con el vacío que crean los injustos.


En Rosario se hizo un hermoso homenaje a aquel grande que se llamó Atahualpa Yupanqui. El hombre que en sus canciones trajo todo el dolor de los pueblos originarios de la tierra. Dolor, pero también su profundo lenguaje de la poesía del aire, los soles y el viento. “Las vaquitas son ajenas, las penas son de nosotros.” Así, en la canción la verdad y la protesta profunda y dolida. Parco, hondo. Sabía traducir las palabras de las piedras y el silencio del algarrobo. El dolor sin palabras de la madre kolla cuando partía su hijo para siempre. La ira en los ojos de esos hombre silenciosos cuando venían gobernadores, ministros y uniformados y se les quitaba la tierra de mil años con un papelito firmado por el juez de turno. Todo lo decía don Atahualpa con su guitarra, nunca guardó silencio. Y en las palabras con que, en ese acto, expresé mi admiración por el poeta de los cerros y el silencio recordé algo que la historia oficial ha callado. Que don Atahualpa sufrió prisión por decir la verdad y construir la protesta. Fue cuando expresó con toda la fuerza de su genio la demanda por la humillación que habían sufrido los kollas jujeños cuando en 1946 hicieron el llamado “Malón de la paz”, desde el norte de Jujuy hasta Buenos Aires en una numerosa columna que atravesó todo el territorio de la República hasta llegar a Buenos Aires. En la Plaza de Mayo los recibió Perón, pero pocas horas después se los llevó al Hotel de Inmigrantes –terrible ironía, a quienes vivían desde siglos atrás en tierra americana, en Buenos Aires, se los hospedó en ese lugar para extranjeros recién llegados– y sin pausa alguna se los desalojó días después de allí, se los cargó por la fuerza con la policía y la marina de guerra, se los metió en vagones de carga y fueron obligados a volver a su tierra de origen sin ver cumplido su sueño de que se les devolvieran las tierras para que la comunidad las trabajara. Todos los detalles de este comportamiento vergonzoso de las autoridades de esa época están reflejados en el libro Los indios invisibles del Malón de la Paz de Marcelo Valko, que acaba de publicar la editorial de las Madres de Plaza de Mayo. Ahí está la carta que les escribió Atahualpa Yupanqui a los maltratados kollas. Ahí les dice: “Hermano Kolla: te lo advertí, hermano Kolla. Recuerdas que te hablé de Condorcanqui, de Katari, de Pillipico? Ellos también como tú, se echaron el sol al hombro y caminaron senderos del Ande hasta las Pampas desiertas, con la ilusión que la vida prende en los seres humildes que creen que aquellos que viven bien piensan y sienten bien. Te vi pasar por los caminos del Tucumán, saludé tu esfuerzo con mi mayor alarido. Nuestros ponchos conversaron sobre cosas comunes. El mío, rojo y azul dijo las cosas del sueño alto y de la copla libre. El tuyo, castaño y pardo como tu vida y como la tierra que el rigor aconseja al corazón que sabe esperar siglos la aurora que libera de las sombras”. Y más adelante le señala: “Tú, indio del Ande, mestizo de la Puna, huésped de Buenos Aires, fuiste echado a patadas. Roto quedó tu erkencho. Destrozado tu bombo. Con las hilachas de tu pobre poncho enjugaste tu llanto. Tu llanto, hermano kolla. ¡Cómo me duele tu llanto que es el mío y el de todos los que animamos nuestro corazón para mostrar la injusticia de tu voz! Ahora marcharás camino del regreso, que son para tu pueblo caminos de derrota. Allá conversarás, superada tu angustia, con tono más altivo. ¡Supay Huarkanka Huachaska!”


Por publicar esa carta, Atahualpa Yupanqui fue detenido y pasó seis meses a disposición del Poder Ejecutivo en la cárcel de Devoto. ¿Cómo se puede enviar a la cárcel a un cantor del pueblo por defender a sus hermanos de sangre? Después de la cárcel, Atahualpa marchó al exilio.


Pero pasaron muchos años, estamos ya en la década del sesenta y Atahualpa dio un concierto de canciones en Madrid. Ahí estaba Perón, en el exilio, y concurrió al recital. Terminada la función el general Perón subió al camarín del cantor indio. Atahualpa relata que cuando lo vio a Perón, le dijo: “Qué feo es el desarraigo, ¿no?. Cuando usted me mandó al exilio, por defender yo a los kollas y por decirle que fue un latrocinio envagonarlos y mandarlos al norte... que era una vergüenza lo que se hacía con los hermanos... es feo el desarraigo...”


–Entiéndame –le respondió Perón–, lo que pasa es que fue un lobby que me hicieron la gente de Patrón Costas, el Ejército, la Gendarmería y el general Filomeno Velazco. Además, cuando uno está arriba hay que tomar medidas... si no los paraba a ustedes me pedían una reforma agraria de fondo, y no estábamos para una reforma agraria...


Los pueblos originarios siguen pidiendo con una extrema paciencia la devolución de sus tierras. Actualmente, por ejemplo, mapuches piden la devolución de 500 hectáreas en tierras de Leleque, las cuales hoy “pertenecen” al empresario italiano Benetton. Pero lo piden con dignidad. Como hay un pedido parlamentario que esa tierra se expropie al actual “propietario” y se dé a los legítimos pobladores, Nahuelquir y Curiñanco, los mapuches interesados, se oponen a que sean expropiadas, porque así va a ir ese dinero a Benetton. Y se preguntan: ¿por qué darle dinero por algo que no le pertenece?


Increíble. La dignidad por encima de todo.


Y por eso hemos saludado el proyecto del diputado patagónico Pablo Pascuriello por el cual propone el cambio de nombre de las plazas, calles y monumentos que lleven el nombre de teniente general Julio Argentino Roca, y que en el futuro pasen a llamarse “Pueblos originarios”. Esto, por respeto a la mayoría de los argentinos, ya que de acuerdo con los estudios antropológicos el 56 por ciento de nuestros habitantes lleva sangre de esos pueblos que habitaron desde siempre estas tierras. Es un verdadero insulto que ese general, autor de la llamada “campaña del desierto”, sea honorificado de esa manera. Sabemos que esos honores se lo dieron quienes se beneficiaron con las tierras ocupadas por el ejército de ese general. Y el ejemplo de la dignidad va cundiendo. Honor a la comisión municipal de la localidad de El Huecú, en Neuquén, que acaba de quitar el nombre de Roca a su avenida principal. De haber vivido don Atahualpa, hoy mismo hubiera viajado hasta El Huecú y en una esquina de la avenida recién bautizada con un nombre digno hubiera templado su guitarra y entonado Caminito del indio.



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domingo, 2 de mayo de 2010

Radiografía política y social de la Patagonia

Una revista hecha en el Sur, Pasado y porvenir (revista de historia), por estudiantes y docentes universitarios intenta definir la identidad patagónica a través de los conflictos culturales que allí se suscitan.
Por: Martín W. Prieto
REVISTA Ñ






Una fórmula histórica dice que el norte hizo la Argentina, luego la Argentina hizo el sur. Una vez delimitada intelectual y militarmente, el proyecto de la generación del 80 de anexión de los vastos territorios de la Patagonia a la ascendente nación llevó el nombre, que contenía una autoinvitación, de "conquista del desierto". La estrategia conceptual de designar desierto a esas diversas regiones, por una parte confirma la sensación de vacío, de extensión neutra y desolada que se le atribuía desde las ciudades a las llanuras; y por otra, avala la conquista, en la medida en que había que declarar sin dueños esos territorios para legitimar su ocupación. Así, la espada y la cruz fueron al encuentro de los mapuches, los tehuelches y otros pueblos indígenas. Resuenan las rojas palabras de Roca: "Sellaremos con sangre y fundiremos con el sable esta nacionalidad argentina".

Tanto desde la realidad como desde la historiografía se fue construyendo una tradición, un concepto de la Argentina, basada en la disposición legítima de esos bellos y descomunales espacios en los que Sarmiento advirtió la promesa y la fatalidad. Hay que notar que la Patagonia como construcción nacional está a su vez incluida en la categoría "el interior", que atribuye la periferia a todo lo que no es Buenos Aires y recuerda el triunfo vigente de los antiguos unitarios.

La idea de extensión y la ilusión de su posesión como constitución de la fenomenología nacional fue explorada intelectualmente por Ezequiel Martínez Estrada en Radiografía de la Pampa. A su vez, Martín Caparrós experimentó que la Argentina está hecha de vacío, como los cuerpos de agua. Mucha historia después de la exhortación de Roca, la búsqueda de identidad nacional sigue su curso ansioso. "Pasado Por-Venir" es una revista de Historia hecha por los docentes, estudiantes e investigadores de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Sede Trelew, cuyas editoras son las historiadoras: Liliana Pérez, Ana María Troncoso y Mariela Flores Torres. Este cuarto número contiene las secciones habituales: "Reflexionando los problemas del hombre y el mundo contemporáneo", "Analizando problemas históricos", "Enseñando y aprendiendo", y "Pensando la Patagonia". Esta última es de especial interés para comprender la historia del sur argentino, en la medida en que trae miradas históricas y antropológicas alternativas cuyo eje son los conflictos y la formación de las identidades regionales, sociales y culturales.

El primero de sus trabajos, "Geopolíticas imaginadas: discutiendo con los intelectuales de la araucanización", se propone discutir la idea (presente entre historiadores y libros de texto escolares) de que los mapuches constituyeron una forma de invasión chilena, combatidos en su momento para defender la civilización o la patria. Matías Fernando Jones, el autor de este trabajo, argumenta que los mapuches ya habitaban la Argentina antes de la conquista, mostrando que pertenecían a una extensa red social y lingüística basada en el parentesco, las alianzas políticas y el comercio, que traspasaba los advenedizos límites geográficos.

La forma de entender al "indio" como un otro es una antigua y efectiva estrategia del poder colonial, aquí una herencia epistemológica europea, que impone identidades mediante la clasificación, simplificación y homogeneización de la alteridad. El autor concluye: "Por ello la hipótesis de la 'araucanización' está impregnada del carácter nacionalista y es una nefasta construcción histórica por parte de los científicos sociales que veta todo tipo de reivindicación actual a las parcialidades de mapuches que se hallan en el territorio argentino." Otro trabajo analiza la cuestión de la identidad a través del análisis de unas fuentes mapuches, extrayendo perspectivas que las fuentes oficiales minimizaban o callaban. Argentina hace la Patagonia: la combate, la conquista; y la puebla, la asegura. El proyecto de modernización aconsejaba que trasplantar comunidades europeas a nuestro suelo era trasplantar el desarrollo. Un ensayo explora la problemática de la identidad en las colonias galesas, acechadas por las presencias absorbentes de otras comunidades más numerosas y del Estado nación. Como los mapuches, los galeses fueron fortaleciendo su sentido de la identidad frente a la amenaza de su disolución.

En "Fútbol, cine y biblioteca" se estudia la planificación y normativización del tiempo libre en las comunidades obreras de Comodoro Rivadavia entre 1922 y 1944. Aquí se muestra cómo las autoridades, preocupadas por la proliferación del juego y la prostitución, comienzan a vigilar e intervenir los ratos de ocio de los trabajadores, con el fin de inculcarles, a través de la competencia deportiva o el arte, sentimientos vinculados con el patriotismo, la higiene y la moralidad. Sabían, además, que ésta era una forma efectiva de distraerlos de la actividad sindical. El ensayo analiza asimismo las estrategias de resistencia de los trabajadores dentro de esta organizada comunidad de actividades y valores, que aprovechaban las oportunidades de sociabilización para difundir y propagandizar la lucha de clases.

Quien desee suscribirse o colaborar con esta revista, puede comunicarse a:
pasadoporvenir@gmail.com

viernes, 30 de abril de 2010

Colección Patagonia Ficción

Está abierta la convocatoria para participar del segundo número de Colección Patagonia Ficción, dirigida por Hernán Bergara.

PERFIL GENERAL DE LA COLECCIÓN PATAGONIA FICCIÓN



Colección Patagonia Ficción se propone como un espacio de difusión de autores éditos e inéditos que deseen dar continuidad a su obra o incursionar por primera vez en la producción literaria, filosófica y crítica. Una colección enmarcada entre las iniciativas del suplemento cultural Tela de Rayón y que pretende instaurar un espacio autónomo y plural que aporte más autores, más obras, más propuestas a un mapa cultural que, como el patagónico, siempre avanza y se renueva entre sus propias contradicciones.

La Colección Patagonia Ficción apuesta, fundamentalmente, a una valoración de la antología como herramienta de difusión, de encuentro y de diálogo entre autores canónicos y nuevos, entre propuestas diversas y en géneros asimismo variados, tales como el teatro, la narrativa breve, la novela, la historieta, la filosofía y el ensayo, valorando, siempre e indeclinablemente, la calidad de las obras. Se orienta, asimismo, a garantizar la presencia de las publicaciones en el marco regional, nacional e incluso internacional, con tiradas de 1000 (mil) ejemplares por edición.

Tras la importante respuesta recibida en la convocatoria para el primer número, a presentarse en abril, la colección continúa su apuesta y convoca a todos los interesados al segundo ejemplar, que reunirá, en esta oportunidad, trabajos de perfil humorístico sin distinción de género. El humor, como bien se sabe, es una herramienta múltiple y compleja para percibir la realidad. Múltiple, porque las clases de humor existentes son cuantiosas, y abarcan desde la mera comicidad pasatista hasta la más sardónica y comprometedora ironía. Compleja, porque no se vale de la sola herramienta de la provocación de la risa para funcionar, sino que, en ciertos casos, adopta un carácter dramático e incluso trágico. Estas variadas y complejas formas del humor, desde cualquiera de sus géneros, serán reunidas en una nueva antología de expertos y novatos, de hombres y de mujeres, de anteriores y nuevas generaciones, tal como ha sucedido, según se cotejará en abril, con el primer número de Colección Patagonia Ficción.

Bibliotecas de todo el país, así como librerías de toda la región y destinatarios destacados como críticos literarios, escritores reconocidos a nivel nacional e internacional, etc., serán, entre otros, los destinos de este segundo número.

Muchas gracias por difundir entre quienes estén vinculados con la literatura, la amen y quieran participar y que se participe.